lunes, enero 25, 2016

En el aniversario del natalicio de Oscar Collazo (20 de enero): Memorias de un patriota encarcelado



MEMORIAS DE OSCAR COLLAZO

Carmelo Ruiz Marrero
Publicado en Claridad en enero 2001

reseña: Oscar Collazo: Memorias de un patriota encarcelado. Fundación Manrique Cabrera/Congreso Nacional Hostosiano, 2000. Segunda edición. 327 páginas.



La vida del patriota Oscar Collazo fue marcada por dos milagros. Primero: sobrevivió el ataque que él y su compañero de armas Griselio Torresola llevaron a cabo en la Casa Blair en 1950. Segundo: obtuvo una amnistía incondicional y logró así regresar a su patria para compartir con sus familiares y compatriotas hasta el final de sus días. Pero entre un milagro y el otro transcurrieron 29 años.

Collazo, nacido en 1914 en el barrio Pajonal de Florida y criado en Jayuya, pasó más tiempo encarcelado que cualquier otro prisionero político en la historia. Ni los compañeros nacionalistas que fueron liberados junto con él en 1979, ni los combatientes de las FALN que salieron libres en 1999, ni Nelson Mandela, pasaron tanto tiempo tras las rejas.

Fue durante esos largos años de privación y aislamiento, en los que no se vislumbraba posibilidad alguna de salir libre, que Collazo escribió el libro aquí reseñado. Está basado en cartas que le envió a su hija Carmen Zoraida. Las reglas de la prisión sólo le permitían escribir dos páginas por ambos lados por carta, razón por la cual le tomó dos años enteros enviar el manuscrito a su lectora.

Pero al leer este libro uno nunca se imaginaría que fue redactado de esa manera. Sus diez capítulos fluyen como una obra literaria totalmente coherente, con un principio y un final. "Memorias de un Patriota Encarcelado" es mucho más que una exposición de
ideología política y que una narrativa de la vida en prisión. Es una autobiografía completa, en la cual Collazo transmite todo su saber a su hija y a generaciones futuras. El relato incluye una historia completa de la familia Collazo desde que ésta emigró de Asturias a principios del siglo XIX. A través del lente de esta historia familiar se ve la historia de la nación puertorriqueña, con todas sus tribulaciones y transformaciones durante las décadas que precedieron y sucedieron lo que los pitiyanquis llaman el "cambio de soberanía".

Independientemente de la política, el libro de Collazo es una joya literaria, merecedora de ser lectura requerida para todos los estudiantes del país, ya sea en escuela secundaria o a nivel universitario (Ojo, César Rey!). Sus descripciones de la geografía de la nación, su fauna y flora, las costumbres de su gente, su economía, su agricultura y el diario vivir, revelan el autor como un ser extremadamente culto, pero que conservaba en sí la sabiduría, la astucia y humildad que sólo se puede adquirir criándose en la montaña.

Su descripción del Río Grande que atraviesa el pueblo de Jayuya es particularmente ilustrativa de sus dotes como escritor:

"El río era, para la gente del pueblo, el más servicial de los amigos. Sólo en la temporada de las lluvias se volvía amenazante: perdía su mansedumbre y sembraba el miedo en los vecinos. Pero en los días de sol era el refugio de los pobres. Allí encontraban parte de su alimentación en la pesca de camarones, guávaras y buruquenas; lavaban las mujeres su ropa; se bañaban todos, excepto, desde luego los señoritos y las señoritas más pudientes. Estos tenían todas las comodidades necesarias en sus casas y no usaban el río, a no ser que salieran en jiras los domingos. A lo largo de las riberas del río crecían las frutas en mucha más abundancia: las pomarrosas, guayabas de todas las variedades, el mangó, el corazón, la guanábana, toda clase de guineos. Como la población vivía en familia, no era delito tomar las frutas que encontraba uno a su paso; las disfrutaban todos en común." (página 78)

Como nos dice Carmen Zoraida Collazo sobre el libro que escribió su padre: "Los que lo lean no leerán un libro escrito por un intelectual, sino por un maestro autodidacta. Conocerán al hombre en todas las etapas de su vida y el patriota para el cual el amor por su patria fue tan grande que lo llevó a sacrificarse en aras de su libertad."

"Oscar recrea la geografía de su tierra; pinta sus ciudades, sus ríos, sus montañas con el amor que nace arraigado al patrimonio nacional y que cree con el irrenunciable privilegio de ser puertorriqueño", expresa Rosa Meneses Albizu en el prólogo. "Porque en Memorias de un Patriota Encarcelado, Oscar nos entrega eso: el orgullo de ser, de existir como nación perfectamente constituida. Ubicando los hechos y las personas en su justa perspectiva, Oscar rescata del olvido en el que le pretende sumir para la historia, la verdadera historia de su país."

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