sábado, marzo 31, 2012

Domitila

Mis condolencias a todo el pueblo boliviano. La vida y pensamiento de Domitila fueron mi introducción al pensamiento antiimperialista y revolucionario cuando leí su autobiografía en los 80.


Fallece luchadora social

Domitila

Alfonso Gumucio Dagron

A sus 74 años de edad ha muerto Domitila Barrios de Chungara, valiente mujer de las minas de Bolivia, dirigente del combativo Comité de Amas de Casa de Siglo XX, organización que supo hacerle frente a todas las dictaduras y gobiernos autoritarios durante las décadas de 1960, 1970 y 1980.

Alfonso Gumucio Dagron

Alfonso Gumucio Dagron

Escritor, cineasta, periodista, fotógrafo y especialista en comunicación para el desarrollo. Ha trabajado en programas de comunicación para el cambio social en África, Asia, América Latina y el Caribe, con agencias de Naciones Unidas, con fundaciones internacionales y ONGs.

Fue miembro de la redacción del Semanario "Aquí" y ha publicado en un centenar de diarios y revistas de Bolivia, América Latina, Europa, Norteamérica, África y Asia. Dirigió películas documentales en varios países. Es Coordinador del Grupo Temático de Comunicación para el Cambio Social en la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC).

Ha publicado más de veinte libros de poesía, narrativa, testimonio, y estudios sobre literatura, cine y comunicación, entre ellos: Historia del Cine Boliviano (1982); Cine, Censura y Exilio en América Latina (1979); Luis Espinal y el Cine (1986); Las Radios Mineras de Bolivia (1989) en colaboración con Lupe Cajías; Comunicación Alternativa y Cambio Social (1990); La Máscara del Gorila (1982) Premio del Instituto Nacional de Bellas Artes de México; Haciendo Olas: Comunicación Participativa para el Cambio Social (2001), Antología de Comunicación para el Cambio Social (2008).


“Quiero seguir viviendo”, le decía Domitila a un periodista de Cochabamba, cuando a fines del 2010 fue hospitalizada para un tratamiento del cáncer de pulmón que la agobiaba desde 2008. Su tercer cáncer. Sin seguro médico y sin jubilación, el pronóstico estaba determinado por sus recursos y la solidaridad de algunos amigos, entre ellos varios funcionarios del gobierno del MAS. En la foto de prensa Domitila aparecía con una pañoleta cubriendo su cabeza, porque la quimioterapia la había dejado sin cabello. No quiero recordarla así, prefiero retener otras imágenes de ella, otros momentos.

Nació el 7 de mayo de 1937, hija de un campesino que migró a las minas en busca de una vida mejor. Se casó con un trabajador minero y tuvo 11 hijos, de los cuales solamente 7 sobrevivieron. Desde 1963, Domitila participó activamente en el Comité de Amas de Casa y saltó a la fama internacional a raíz de su protagonismo durante la Tribuna del Año Internacional de la Mujer, organizada por las Naciones Unidas y realizada en México, en 1975, donde “sus intervenciones produjeron un profundo impacto entre los presentes. Eso se debió, en gran parte, a que Domitila vivió lo que otras hablaron”, según narra Moema Viezzer.

Allí surgió la idea de Moema de recoger el relato de Domitila en el libro Si me permiten hablar… (1977) publicado por Editorial Siglo XXI y en innumerables ediciones en varios idiomas. Este libro fue estudiado por su estilo discursivo, no solamente leído, como atestigua el ensayo de 63 páginas de Mariluz Domínguez y Luis Oquendo. Años después David Acebey publicó un segundo libro de conversaciones, ¡Aquí también Domitila! (1985), que no alcanzó la notoriedad del primero.


“Pueblo chico, infierno grande…” y también “nadie es profeta en su tierra”, las dos sentencias me sirven para el párrafo que sigue.

Si bien el libro de Domitila mereció la admiración de miles de lectores en todo el mundo y dio a la conocer la lucha de los mineros bolivianos y de sus familias, en el propio país hubo quienes –entre sus propios compañeros de las minas- llevados por la envidia y los celos, denigraron a Domitila (y a Moema Viezzer también), diciendo que se había enriquecido “a costa del sudor y la sangre de los mineros”. Fueron expresiones de la típica mezquindad y el egoísmo tan comunes en un país sometido por la mediocridad y la pérdida de valores. Ojalá se hubiera enriquecido Domitila; se lo merecía por su valentía y porque era un mujer capaz de articular con pasión e inteligencia su relato sobre la realidad minera. Nadie lo hizo como ella, ninguna otra mujer de las minas proyectó la situación de los trabajadores bolivianos con tanta propiedad y sensibilidad. Pero en lugar de agradecerle, algunos la atacaron mezquinamente.

Luchadora infatigable, fue una de las cinco mujeres mineras que inició la huelga de hambre que fue uno de los factores determinantes de la caída del dictador Hugo Bánzer, luego de siete largos años en el poder. En los días de la huelga de hambre, a fines del 1977 y principios del 1978, visité el grupo que estaba en el diario Presencia, y allí conversé con Domitila, con Xavier Albó, con Luis Espinal y con otros amigos que se fueron sumando a ese grupo de huelguistas. Las fotos que tomé como testimonio –un rollo entero- han sido reproducidas muchas veces.

Para leer el resto del articulo http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2012031404

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