domingo, septiembre 11, 2011

Boletin contra transgenicos #439

A pesar de 15 años de producción de los cultivos genéticamente modificados (GM) a una escala industrial por lo menos en cinco países, no existe un consenso con respecto a las metodologías para la aplicación de las evaluaciones de riesgo ambiental (ERA) y mucho menos, procedimientos estandarizados.
www.biodiversidadla.org
"A 15 años de la aprobación del primer evento biotecnológico en la Argentina, la soja resistente al glifosato (RR), la compañía Bayer logró la aprobación final de dos nuevos eventos para la oleaginosa estrella de la agricultura nacional, que aportan resistencia a otros herbicidas".

CULTIVOS BT – CONTROVERSIAS ALREDEDOR DE LA CIENCIA NECESARIA PARA LA EVALUACIÓN DE RIESGOS

Dra. Angelika Hilbeck
Instituto Federal Suizo de Tecnología, Instituto de Biología Integrativa, Suiza y GenØk – Centro de Bioseguridad, Noruega

A pesar de 15 años de producción de los cultivos genéticamente modificados (GM) a una escala industrial por lo menos en cinco países, no existe un consenso con respecto a las metodologías para la aplicación de las evaluaciones de riesgo ambiental (ERA) y mucho menos, procedimientos estandarizados. Pero todas las regulaciones sobre los organismos GM hacen llamado a la realización de evaluaciones de riesgo. Por consiguiente, haré una revisión de la aplicación actual de la evaluación de riesgo en relación con los cultivos GM así como la identificación de las principales deficiencias que proponemos mitigar con un concepto alternativo de las ERA para las plantas GM.

Las ERA actualmente se centran solamente en la nueva característica expresada por los transgenes introducidos y por las nuevas sustancias (por ejemplo tóxina Bt) producidas en la planta GM. Esta interpretación actual de las regulaciones de las plantas GM, incluyendo aquellas provenientes del Protocolo de Cartagena, es usada como precedente por la regulación de los Estados Unidos (Mendelsohn et al. 2003) y toma base en el concepto de “equivalencia sustancial” de las plantas GM y de sus contrapartes no modificadas (FAO/WHO 1996, OECD 2000). A pesar de que los documentos de consenso de la OECD sobre las consideraciones, acerca de la composición de las sustancias, han sido publicados para varios cultivos, no existen directivas obligatorias en cuanto a lo que se debe analizar o sobre qué tan similares deben de ser los valores para que se pueda considerar como “equivalente”. Por ejemplo, el grado de diferencia aceptable entre una variedad cultivable parental no transformada de la misma especie de planta y el evento GM no está definido (Millstone et al. 1999). Muchas veces los datos de equivalencia sustancial tienen diferencias significativas aun fuera de los rangos reportados para otras variedades cultivables (algunas veces históricas) pero son descartadas como “irrelevantes biológicamente”. El concepto de equivalencia sustancial (o familiaridad) se encuentra por lo tanto debatido con respecto a su relevancia dentro de las evaluaciones de bioseguridad ya que es usado como filtro inicial con respecto a los efectos inesperados (Royal Society of Canada 2001; Freese and Schubert 2004). De acuerdo con los desarrolladores de las plantas GM y de algunas agencias reguladoras de ciertos países, la declaración de equivalencia sustancial legitima la falta de estudios y análisis a excepción de los efectos agudos a corto plazo de la toxina aislada producida en microrganismos (Garcia-Alonso et al. 2006; Romeis et al. 2008).


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