lunes, abril 11, 2011

La presencia china en nuestra region

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=126008



China en Latinoamérica



Qué está en juego?

La bibliografía sobre la presencia de China en Latinoamérica es muy reciente y más bien limitada en comparación con la que existe sobre China en África. Es temprano para detectar líneas generales, sin embargo ya se notan algunos temas recurrentes:

Ø ¿Las importaciones chinas están destrozando ciertos sectores económicos en Latinoamérica o se trata de un comercio complementario?

Ø ¿Los chinos están desesperadamente buscando petróleo y las inversiones en la infraestructura se tienen que considerar como parte de esa búsqueda?

Ø La llegada de China causó un aumento en los precios de las materias primas los últimos años, lo cual es favorable para muchos países latinoamericanos, pero de esa forma ¿no se acentúa todavía más la característica de ser solamente exportadores de materias primas?

Ø ¿A China no le preocupa más el tema de Taiwán, sobre todo en relación con América Central?

Ø ¿Las relaciones con China no llevarán a un modelo de desarrollo autoritario?

Son todas preguntas y cuestiones legítimas que se merecen una respuesta, pero nosotros creemos que lo principal está en otro lado. Latinoamérica se encuentra en el mismo hemisferio que la superpotencia que dirige el mundo y una mirada a la historia del continente nos enseña que la cuestión fundamental de los últimos 200 años consiste en la hegemonía aplastante de los EE.UU. en esta región. Esa hegemonía determinó todo el resto y lo seguirá haciendo seguramente un tiempo más. Por lo tanto no se puede hablar de la presencia china en Latinoamérica sin hablar de la presencia de EE.UU. Inevitablemente se trata de una relación triangular, pero una relación que está cambiando. Porque los últimos 10 años observamos una nueva dinámica en las relaciones de poder tradicionales. En muchos países llegaron gobiernos progresistas al poder que demuestran una asertividad creciente frente a Washington y han renovado la búsqueda de una integración regional y una fortificación mutua. De ese hecho nacen preguntas fundamentales como: ¿la llegada de China es propicia para la soberanía y la integración latinoamericana o no? ¿Estamos ante un nuevo modelo de relaciones internacionales? Y sobre todo: ¿dejarán los EE.UU. que ocurra todo eso?

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La llegada de China

No le debe sorprender a nadie que los pueblos latinoamericanos se estén cansando un poco del consenso de Washington y hasta de Washington. Varios líderes progresistas fueron candidatos a la presidencia y pudieron convencer a grandes partes de la población. Empezó con Lula y Chávez y rápidamente siguieron unos cuantos más. Casi simultáneamente, China empezó a dar un salto económico hacia el exterior. Al poco tiempo estas dos dinámicas se encontrarían.

China está creciendo económicamente como nunca lo ha hecho. Está claro que está buscando materias primas estratégicas para poder garantizar sus necesidades energéticas. Está obligada de hacerlo a causa de las relaciones desfavorables entre la demografía y la geografía. El 20% de la población mundial vive en un país que solamente posee del 2% de las reservas petroleras, 0,8% de las reservas de gas, 3% de los bosques, 5% del cobre y 7% de la tierra fértil. [7] Al igual que África, Latinoamérica también es muy rica en materias primas y reservas energéticas, por lo tanto es una candidata apta para satisfacer esas necesidades. China sigue el camino que recorrió Gran Bretaña. Desde el siglo XVI hasta el comienzo del siglo XX, los británicos invirtieron mucho en Sudamérica con tal de adquirir los productos agrícolas y las materias primas necesarios para poder realizar su revolución industrial. Al lado de eso, los chinos también están buscando nuevos mercados en el mundo entero para todo lo que producen masivamente con mucha mano de obra. Se trata sobre todo de aparatos electrónicos, juguetes, textil y zapatos. El perfil de poder adquisitivo de la población latinoamericana se conjuga muy bien con la oferta china.

Y viceversa, también existe en Latinoamérica un hambre enorme de nuevas inversiones, créditos ventajosos (es decir créditos que no implican condiciones políticas ni económicas), aportes tecnológicos y grandes obras de infraestructura. Por supuesto, es muy bienvenido cualquier nuevo socio comercial prometedor. Las importaciones chinas baratas aumentan el poder adquisitivo de grandes capas de la población y las exportaciones crecientes de materia prima significan para algunos países una verdadera bonanza.

Económicamente hablando parece una situación ventajosa para ambos socios comerciales. Pero eso no es todo. Tanto a China como a Latinoamérica le interesa deshacerse de la unipolaridad que nació después de la caída de la Unión Soviética. Los dos son claros exponentes de la creciente asertividad de los países en vías de desarrollo. Esta asertividad solamente es posible gracias a una colaboración sur-sur cada vez más estrecha. El frente que formaron los países del sur quedó muy claro durante las negociaciones de la OMC (Organización Mundial del Comercio) y en la reciente cumbre sobre el clima en Cancún. En ambos casos tanto China como América Latina desempeñaron un papel protagónico. Las relaciones económicas más estrechas entre ambos, forman un aspecto importante en la construcción de un mundo multipolar. En el caso de Latinoamérica son importantes para poder romper con la hegemonía de EE.UU.

La presencia china se expresa de maneras muy variadas: comercio mutuo, inversiones en infraestructuras y en múltiples sectores económicos, colaboraciones tecnológicas y científicas y, finalmente, algo también importante: los créditos. Vamos a desarrollar los aspectos más importantes.

En 2001 China entró a formar parte de la Organización Mundial del Comercio. Desde ese momento el comercio extranjero no ha dejado de crecer exponencialmente. El comercio con Latinoamérica se multiplicó por diez en menos de diez años. China trae sobre todo productos manufacturados industrialmente, mientras que América Latina mayoritariamente vende materias primas, productos agrícolas y energía. De Brasil salen entre otras cosas madera, papel, hierro, carne y petróleo. De Argentina s oja y trigo, de Venezuela abono, minerales de hierro y petróleo, de Chile cobre y papel, de Cuba níquel y cobalto, de Colombia fruta y cuero, de Ecuador verduras, de El Salvador pescado, de Paraguay y Nicaragua lana, de Uruguay lana y trigo, de Perú pienso y cobre. Para algunos de estos países el mercado chino es sumamente importante. China es el mercado principal para Perú. Para Chile y Argentina está en tercer lugar y para Brasil en cuarto lugar. Chile incluso firmó un tratado de libre comercio con China .

En este momento las exportaciones de petróleo hacia China todavía son muy modestas, pero eso podría cambiar rápidamente a corto plazo. Venezuela prometió un aumento sustancial de las exportaciones, en Brasil se encontraron nuevos yacimientos petrolíferos y en Ecuador y Perú, China invirtió en la explotación de los campos petrolíferos. [8]

En 2007 la quinta parte de todas las inversiones extranjeras de China se situaron en Latinoamérica. Los chinos inyectaron capitales en sectores muy variados. En Brasil invirtieron en aeronáutica, acero, industria nuclear, biotecnología, industria farmacéutica, informática, explotación petrolífera, agricultura y banca. En Venezuela invirtieron en la construcción de autobuses y camiones y en el sector de las telecomunicaciones. En Cuba también construyen autobuses y se ocupan de la extracción de petróleo y níquel. En Bolivia invierten en la extracción de petróleo y hierro. En Perú en la extracción de gas y petróleo y en Colombia también en petróleo.

Las inversiones en infraestructura son igualmente muy importantes. China está ayudando a Argentina con la expansión de la red de metro. En Brasil y Panamá están construyendo un gaseoducto y en Venezuela están instalando la infraestructura necesaria para la telefonía móvil, así como varias redes de fibra óptica. En Bolivia, Ecuador y Brasil hacen centrales de energía y en Ecuador construyen escuelas y hospitales. Pero sobre todo resaltan las inversiones en carreteras y transporte que durante las últimas décadas fueron casi totalmente abandonadas en la región. Además, el comercio en este continente tradicionalmente está orientado hacia los mercados norteamericanos y europeos, no hacia los asiáticos. Ahora que los poderes económicos están cambiando hacia el oriente, también hay que adaptar la infraestructura en esa dirección. Eso significa carreteras transversales para conectar el este con el oeste del continente y la instalación de puertos del lado oeste del continente. Hasta ahora, los Andes siempre impidieron las conexiones este-oeste, pero si se ejecutan los planes de los chinos, esto cambiará por siempre. Desde cinco lugares en Brasil y dos lugares en Argentina se están planificando carreteras hacia la costa oeste. En Panamá, Ecuador y Chile se planifican grandes inversiones para ampliar significativamente la capacidad de los puertos. Por fin, en Colombia China planea conectar los océanos Pacifico y Atlántico por tren .

Para realizar estos proyectos, para financiar el comercio o simplemente para proveer a los países con fondos nuevos, China está dando créditos muy ventajosos. En Venezuela alrededor de 12.000 millones de dólares, en Brasil y Argentina, 10.000 millones, en Ecuador y México, 1.000 millones de dólares. También Cuba, Jamaica y Bolivia recibieron inyecciones importantes de capital .

En el sector ciencias y tecnologías, se multiplicaron las colaboraciones. En la aeronáutica (satélites) hay proyectos conjuntos en Brasil, Argentina y Venezuela. En lo nuclear se trabaja con Argentina y en la biotecnología e investigaciones farmacéuticas, con Cuba y Argentina. Asimismo, también hay proyectos de cooperación en agricultura, silvicultura, pesca, biología, geología etc. con diversos países. [9]

Finalmente también se trabaja en el frente diplomático. Las relaciones económicas más estrechas llevan a un acercamiento político. En 2004 China empezó a ser miembro observador en la OEA (Organización de Estados Americanos) y también con el Grupo Río y con el Mercosur existen contactos frecuentes a nivel ministerial. Con Brasil y Venezuela hay regularmente negociaciones bilaterales del más alto nivel. Para terminar, China también obtuvo el estatus de observador en la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina y el Caribe), El BID (Banco Interamericano de Desarrollo), la ALADI (Asociación Latinoamericana De Integración) y en PARLATINO (el parlamento latinoamericano). [10]

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