martes, mayo 29, 2007

V Encuentro de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad
Cochabamba, Bolivia, 22 y 23 de mayo de 2007-05-27


DECLARACIÓN DE COCHABAMBA


En la transición desde las resistencias frente al neoliberalismo a las
ofensivas contra ese modelo, el papel de los medios es trascendental.
Por ello, hoy más que nunca nos manifestamos contra el poder sin
control, no democrático e impune de los grandes medios de comunicación
que intentan imponer su visión de la realidad y sus valores. Estos
oligopolios sirven a intereses económicos y políticos de accionistas,
financieros y anunciantes.

Sin embargo, las transnacionales mediáticas están perdiendo credibilidad
y se ha echado por tierra el mito de la invulnerabilidad de los medios.
En América Latina, hay dos polos equidistantes: por un lado, el refuerzo
de la soberanía, y por otro, la renuncia al espacio público. Por
ejemplo, mientras México está renunciando a ese ámbito para entregarlo
a
perpetuidad a dos consorcios mediáticos, en Venezuela se está recobrando
una concesión que imponía la dictadura de la palabra y la imagen únicas
(RCTV). Como dijo el Presidente Hugo Chávez, no estamos luchando contra
la libertad de prensa, estamos restableciendo esa libertad.

La red de redes En Defensa de la Humanidad se pronuncia por asegurar el
derecho a la información y la comunicación como un derecho humano
fundamental. Para ello, es de primer orden demostrar la ilegitimidad del
sistema actual donde los medios están al servicio de los poderosos. Hay
que recordar que se ha producido una enorme concentración
antidemocrática y es abrumador el control del capital financiero sobre
los grandes medios.

Debemos identificar quiénes son los aliados de los pueblos en los medios
y quiénes son sus enemigos. Denunciamos a los mercenarios intelectuales
que alquilan su pensamiento a las grandes transnacionales. Denunciamos a
instituciones y grupos de comunicación que en nombre de un distorsionado
concepto de la libertad de expresión sirven a estructuras económicas e
imperialistas, como Reporteros Sin Fronteras y la Sociedad
Interamericana de Prensa. Asimismo, condenamos el asesinato, la
persecución y la exclusión en los medios de comunicación, de
periodistas
y comunicadores sociales que han hecho y hacen de su ejercicio una
tradición de lucha por los mejores intereses de sus pueblos.

Para enfrentar al sistema dominante, contamos con los medios
alternativos y la posibilidad real de fortalecer la voz de los pueblos
en los medios tradicionales. Lo alternativo no está reñido con la
excelencia. Es vital no enajenarnos de la veracidad, el rigor y la
profesionalidad, y evitar reproducir formatos alienantes, conceptos y
prácticas clasistas, sexistas y racistas de las transnacionales de la
información.

Los estados tienen el deber de garantizar el derecho a la información y
la democratización de los medios y el acceso a todos los sectores
sociales. Esa garantía se logra mediante el uso público del espacio
radioeléctrico y la propiedad social de los medios.

Una verdadera comunicación con el pueblo en la pluralidad de sus
aspiraciones es realmente necesaria, lo que de hecho no fue el modelo en
lo que se llamó en el pasado "socialismo real". Reconocemos que la
neutralidad y la imparcialidad no existen: toda información tiene una
intencionalidad oculta o manifiesta.

La palabra socialismo tiene múltiples interpretaciones, y por eso genera
resistencia en parte de la opinión pública. Legitimarla supone rescatar
sus tradiciones en la lucha por la justicia social, la paz y la
felicidad de los pueblos. Debemos insistir más en el contenido que en el
vocablo. De manera estratégica hay que combatir y seguir deslegitimando
al capitalismo, e identificar desde los problemas del medioambiente
hasta la destrucción social.

La red de redes En Defensa de la Humanidad destaca los valores centrales
del socialismo de nuestros días: el uso sustentable de los recursos
naturales y el control público de los que no son renovables; la
satisfacción de las necesidades de la gente por encima de los criterios
de mercado; la defensa de la democracia en todas las relaciones
colectivas y de género, y también, la interculturalidad, la posibilidad
de acceso a todos los saberes, filosofías y religiones.

Reconocemos el papel trascendente de los pueblos originarios en los
procesos revolucionarios de nuestro tiempo y su aporte a la práctica de
una democracia participativa que concibe el gobierno como servicio, que
manda obedeciendo en la solidaridad y el sentido colectivo de sus
instituciones. Valoramos que se deben defender y promover los medios
propios de las comunidades.

Nos solidarizamos con las resistencias de los pueblos contra la
ocupación en Iraq, Afganistán, y contra las intervenciones en el Medio
Oriente, y sumamos nuestros esfuerzos para que los procesos
revolucionarios que en el mundo se dan, sigan avanzando y debilitando el
poder imperial.

Condenamos el doble rasero del gobierno de Washington, la Unión Europa y
los emporios mediáticos, que promueven la doctrina del buen y el mal
terrorista, como se verifica en los casos de Luis Posada Carriles y los
detenidos fuera de todo marco legal en Guantámano y cárceles secretas
que el imperio mantiene en el mundo.

Apoyamos los procesos revolucionarios en América Latina y la presencia
de la voz legítima de los pueblos en las asambleas constituyentes. En
particular, apoyamos los procesos de cambio que están teniendo lugar en
Bolivia, que han permitido que los pueblos acrecienten su protagonismo.
Reivindicamos el trascendente papel de los pueblos originarios, de las
mujeres y de la juventud en las luchas de hoy.

La Red de Redes en Defensa de la Humanidad debe ampliarse y
fortalecerse; debe promover estructuras de traducción para que las
lenguas no sean barreras entre los pueblos; estimular procesos legales
en contra de los medios de comunicación que violan el derecho legítimo a
la información. ¡Nuestra lucha es por la verdad y por la justicia!


Cochabamba, Bolivia, 23 de mayo de 2007

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