jueves, septiembre 21, 2006

Quieren sangre


Manolo Coss


¿NO creen que sea una exageración llamarle fascistas a los estudiantes que bloquearon el Teatro de la UPR el sábado pasado, y compararles con los franquistas, asesinos del poeta Federico García Lorca?

Piden sangre los y las intelectuales del PPD, quieren policía y fuerza de choque en la UPR.

Quieren la vuelta al Benitismo, a la Casa de Estudios, a la paz de los sepulcros… envidian el mutismo estudiantil del Sagrado, la mordaza institucional de la Interamericana y el terror a las expulsiones en el Sistema Ana G. Méndez. Admiran la crítica moderada, las protestas moderadas, los jóvenes moderados con sus lenguas amarradas…

Pero, ¿a quiénes convocan los que citan la heroica consigna madrileña del “No pasarán”… a un súper policía que ya le puso nombre y apellido a los profesores y estudiantes que partirán por el medio; a la Unidad de Operaciones Tácticas para que con gases y garrotes acaben con la política de no confrontación?

¿Por qué ensañarse contra los estudiantes, porqué dedicarle a los inconformes universitarios el verbo más venenoso, la palabra más hiriente, el deseo, no tan oculto, de su muerte?

¿Cuántas malas noches le han deseado a los fascistas de verdad... A los que golpean, empujan e injurian a sus ex estudiantes, hoy periodistas. ¿Cuántas columnas encendidas le han dedicado a los que autorizaron el atraco millonario de Plaza Universitaria; o a la Junta de Síndicos que insiste en imponer decretos como si fuera una junta bancaria?

Es justo reclamarle al movimiento estudiantil que debe poner orden en sus filas y hacer que prime la razón, no el empujón; que se entienda la justeza de sus reclamos sin que sus acciones le hagan fácil la faena a los francotiradores emboscados.

Porque estos liberales quieren fuete, exigen el escarmiento de las cabezas rotas.

Y se apropian las consignas de las y los republicanos españoles para su vómito de venganza.

No los imagino marchando fusil al hombro por las calles asediadas de Madrid, ni cantando la Carmela en las trincheras del Ebro.

Más bien los veo retratados (as) por Miguel Hernández, el poeta del Quinto Regimiento:

“En el corazón son liebres,
gallinas en las entrañas,
galgos de rápido vientre,
que en épocas de paz ladran
y en épocas de cañones
desaparecen del mapa.”

Quieren sangre, ríos de sangre que laven su juventud mojigata, correcta y moderada. Desean adormecer a golpes el deseo oculto de poder equivocarse, como se equivocaron el sábado los muchachos y muchachas.

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