domingo, abril 23, 2006


Cuando el pasado mes de febrero el presidente de Francia, Jacques Chirac, recorrió una serie de países del África francófona, habló mucho de agricultura. Se detuvo en Dakar, Senegal, y habló en un seminario donde otros seis jefes de estado de la región y cientos de representantes de agricultores lo escucharon atentamente. En esa oportunidad exhortó a reorientar el desarrollo agrícola en el sentido de la soberanía alimentaria. Para él eso implica que la agricultura debería recibir un tratamiento especial en el debate sobre la globalización, que es necesario respetar las tradiciones locales y que habría que tener en cuenta el grado de desarrollo de cada país. Sin embargo, en el mismo seminario argumentó fervorosamente que las políticas agrícolas actuales de la Unión Europea _muy criticadas por hacer dumping de exportaciones, fijar impuestos a las importaciones y socavar la agricultura de los pequeños agricultores de la Unión Europea y de todos lados_ no deberían ser consideradas enemigas de los países y agricultores pobres. ¿Pedir soberanía alimentaria, pero dejar el sistema alimentario mundial intocado?

Pocos meses antes de que Chirac viajara a África, GRAIN realizó la reunión anual de sus integrantes en una pequeña aldea cercana a Tangail, en Bangladesh. Nuestra anfitriona fue UBINIG, una organización no gubernamental (ONG) de base cuyo principal objetivo es promover "Nayakrishi Andolon", que literalmente significa "un nuevo movimiento agrícola". La agricultura de Nayakrishi evita el uso de insumos externos, utiliza una base de semillas locales enormemente diversa y, por encima de todo, considera que el cultivo de alimentos es una parte integral de su cultura, su independencia y la soberanía de las comunidades locales. Además, produce mayor cantidad de alimentos que cualquiera de los métodos agrícolas industriales que se están impulsando en el país.

Los anfitriones de nuestra reunión insistieron en mostrarnos su "Centro de Acopio de Semillas Comunitarias". El centro es admirable. Una cantidad increíble de cacharros de barro y botellas de vidrio contienen las semillas de cientos de variedades distintas de docenas de cultivos diferentes. Pero las mujeres a cargo del centro de semillas explicaron pacientemente que esto es tan solo la punta del iceberg de la red de semillas de la que forman parte. Cientos de comunidades de variadas y numerosas partes del país utilizan las semillas en cada estación, las mantienen seguras en sus granjas y una sofisticada red de intercambio y monitoreo entre los aldeanos asegura que en todo momento y en algún lugar se están cultivando y manteniendo vivas cientos de variedades diferentes de semillas. En determinado momento de la charla alguien preguntó qué entendían por soberanía alimentaria. Una de las mujeres señaló el centro de semillas detrás suyo, sonrió y dijo simplemente: "esto".

La autonomía local es un concepto central de la soberanía alimentaria. Las mujeres de UBINIG están convencidas de que la pérdida de semillas en los hogares significa también la pérdida de poder para la mujer. La dependencia del mercado externo para las semillas les quita trabajo, poder y las desplaza del control del corazón del sistema agrícola. Lo que afecta a la supervivencia de las mujeres como agricultoras afecta también a la supervivencia de la agricultura campesina en general. La agenda neoliberal impone una agricultura en la cual los miles de millones de campesinos actuales no tienen cabida, y en la cual las empresas transnacionales _con el apoyo activo de las elites gubernamentales del Norte y del Sur_ controlan la totalidad de la cadena alimenticia, desde los insumos agrícolas y la siembra de los cultivos hasta la distribución, el procesamiento y la venta de alimentos en todo el mundo. El concepto de soberanía alimentaria cuestiona esta visión de la agricultura.

"La Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos, comunidades y países a definir sus propias políticas agrícolas, pastoriles, laborales, de pesca, alimentarias y agrarias que sean ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas a sus circunstancias exclusivas. Esto incluye el derecho real a la alimentación y a la producción de alimentos, lo que significa que todos los pueblos tienen el derecho de tener alimentos y recursos para la producción de alimentos seguros, nutritivos y culturalmente apropiados, así como la capacidad de mantenerse a sí mismos y a sus sociedades".

De: "Soberanía alimentaria": un derecho para todos, Declaración política del Foro de ONG/OSC para la Soberanía Alimentaria. Roma, junio de 2002.

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