jueves, julio 21, 2005


Adital - El importante debate sobre el calentamiento global auspiciado por las Naciones Unidas sólo ofrece una imagen parcial del cambio climático. Aparte de los desbastadores efectos de las emisiones de los gases de efecto invernadero en la capa de ozono, ahora se puede modificar el clima del planeta como parte de una nueva generación de "armas no mortíferas" ultramodernas. Tanto los estadounidenses como los rusos han desarrollado habilidades para manipular el clima mundial.

En los Estados Unidos, el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP) ha perfeccionado la tecnología como parte de la ("Guerra de las Galaxias") Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI). Pruebas científicas recientes revelan que el HAARP está en total funcionamiento y tiene la capacidad de provocar posibles inundaciones, sequías, huracanes y terremotos. Desde el punto de vista militar, el HAARP es un arma de destrucción en masa. Potencialmente, constituye un instrumento de conquista capaz de desestabilizar sistemas agrícolas y ecológicos de regiones enteras de una manera selectiva.

Mientras no haya pruebas fehacientes de que se está utilizando esta tecnología letal, seguramente las Naciones Unidas debería tratar el tema de "la guerra ambiental" junto a los debates sobre las consecuencias climáticas de los gases de efecto invernadero…

A pesar del amplio conocimiento científico, el asunto de las manipulaciones climáticas deliberadas con fines militares nunca ha formado parte explícitamente del orden del día de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. Ni las delegaciones oficiales ni los grupos ecológicos que participaron en la Conferencia de La Haya sobre Cambio Climático (CO6) (Noviembre 2000) han planteado el amplio tema de "la guerra climática" o "las técnicas de modificación ambiental (ENMOD)" como elemento importante en la comprensión del cambio climático.

El conflicto entre negociadores oficiales, ecologistas y grupos de presión que representan a negocios estadounidenses se centra en la rotunda negativa de Washington a cumplir los compromisos sobre la reducción de dióxido de carbono, contraídos de conformidad con el Protocolo de Kyoto en 1997. Los efectos de las tecnologías militares sobre el clima mundial no son motivos de discusión o preocupación. Los debates en curso, que a penas tratan el tema de los gases de efecto invernadero, benefician los objetivos estratégicos y de defensa de Washington.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal